Considero que cada individuo tenemos una responsabilidad con la sociedad, para construir una mejor colectividad, un verdadero tejido social. En el judaísmo, esta labor se conoce como “Tikun Olam”, que en su traducción literal significa “Reparar el Mundo”, y se refiere a cualquier actividad que, como seres humanos, contribuya a mejorar el mundo, acercándolo al estado armonioso para el que fue creado.
Todas las acciones humanas son oportunidades para cumplir esta misión y cada ser humano, independientemente de cuáles sean sus costumbres, bagajes y creencias, puede participar en la Reparación del Mundo, a través del voluntarismo, que se entiende como la decisión personal de hacer algo, es decir, no sólo es tener la intención de hacer algo, sino efectivamente hacerlo. En el trabajo voluntario, todos los involucrados salen beneficiados, evidentemente el que recibe la ayuda, pero en mi experiencia, el que más fortalecido sale de este proceso es que el brinda la ayuda, sin esperar nada a cambio. El placer de dar tu tiempo, energía y conocimiento es enorme y difícil de describir o ponerlo en palabras.
“Es hora de trabajar juntos en busca de soluciones a los problemas que enfrentamos y compartir mejores prácticas.”
Mi primera experiencia de trabajo voluntario fue cuando tenía 13 o 14 años; fuimos un grupo de jóvenes a trabajar a un pueblito mexicano, enclavado en la Sierra Madre Oriental, llamado Pahuatlán. Durante una semana, trabajamos en el lugar pintando la fachada de la iglesia, arreglando el jardín de la plaza y pavimentando las calles, al tiempo que convivíamos con la gente, platicando, comiendo, jugando y riendo con ellos; aprendiendo sus costumbres y conociendo una realidad completamente ajena a lo que yo había vivido.
Esta actividad se repitió tres veces más mientras estaba en la escuela, hasta cumplir 18 años. A mis 19, viví la experiencia que, sin duda, marcó mi vida respecto a la importancia de ayudar. Tuve la oportunidad de reunirme con 120 jóvenes universitarios de todo el mundo; sumamos en ese momento más de 40 nacionalidades diferentes y, lo que lo hizo aún más interesante, fue la diversidad de religiones que estábamos presentes: católicos, musulmanes, judíos, sijs, budistas, hindús; hasta zoroastrians, una de las religiones más antiguas provenientes de Persia.
En esta semana se celebra a los Voluntarios en Estados Unidos y en MPI dependemos de su ayuda, ya que son ellos - los voluntarios - los que crean programas que nuestros socios necesitan. Aprende más
Desde entonces, cada vez que he podido no sólo he realizado trabajo voluntario, sino que lo he impulsado. En la universidad, en mi comunidad, en mi empresa y ahora, con mucho orgullo y satisfacción, en MPI.
Ser voluntario implica compromiso y responsabilidad, como en cualquier tarea que uno emprende. A pesar de no recibir un pago a cambio del tiempo que uno ofrece, el trabajo debe de realizarse con profesionalismo, con calidad, con dedicación para el logro de los objetivos planteados. En muchas ocasiones, la gente confunde que, por hacer un trabajo voluntario, lo pueden hacer mal, entregar tarde, mal hecho e incompleto, esto es un grave error que terminará perjudicando a la persona en su vida profesional.
Hoy, más que nunca, en esta crisis mundial que estamos viviendo en todo el mundo, la colaboración será esencial para salir adelante. La base de la colaboración consiste en ayudar, en ayudarnos y hacerlo desde una comunidad que comparte los mismos intereses y objetivos es fundamental, de ahí la importancia de pertenecer a una Asociación como MPI. Gracias al trabajo de mucha gente, tanto de los ejecutivos que trabajan en la institución, pero en especial el de todos los voluntarios que colaboramos, hoy la educación y el relacionamiento son y serán el motor para que juntos podamos salir adelante.
Si quieres conocer más al respecto, podrás obtener más información de Michel y otros líderes de opinión en nuestro avance “Estado de la industria.” ¿Por qué te apasiona esta industria que es tan estresante?
En esta gran comunidad llamada MPI, los más de 17,000 socios que la conformamos, compartimos expectativas, necesidades de información, formas de pensar, intereses profesionales y comerciales. Somos una comunidad global con presencia en gran parte del mundo. Hoy es momento de colaborar para encontrar soluciones a los problemas que estamos viviendo y compartir mejores prácticas. Estar encerrados en nuestras casas nos obliga a estar conectados a través de las redes sociales, e-mails, y sistemas de SMS, como WhatsApp. Es momento de aprovechar estos medios de comunicación para compartir ideas con personas de todo el mundo y, de esta manera, encontrar respuestas a los retos que hoy nos estamos enfrentando.
También es momento de compartir nuestro conocimiento y fortalezas. Todos los que formamos parte de la Industria de Reuniones tenemos grandes cualidades, por ejemplo, una gran capacidad de planeación y organización; somos expertos resolviendo problemas en muy corto tiempo en nuestros eventos y, ante todo somos creativos, ya que es necesario que cada uno de los eventos que organizamos sea diferente y especial. Es momento de ofrecer de manera voluntaria nuestra ayuda a la sociedad y a nuestros gobiernos.
Hemos visto tendencias que muestran al ser humano como personas “quejumbrosas” y las redes sociales lo han potencializado, a través del anonimato o simplemente de saberse seguros atrás de su computadora. Hoy más que nunca, es momento de ser realistas y positivos, pasar a la acción, de actuar, de ayudar, de colaborar. Es momento para que, entre todos, “Reparemos el Mundo.”
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